España ante el cambio horario: "Lo más coherente para el turismo sería mantener el que permite aprovechar las tardes"

El debate sobre el cambio de hora se ha vuelto a abrir. Esta polémica recurrente divide a la población en dos, entre quienes abogan por mantener las cosas como están, con dos alteraciones anuales, y quienes consideran que España debería mantener un horario fijo, el de verano o el de invierno.
Pedro Sánchez se encuentra en el segundo grupo. "Esta semana se vuelve a cambiar la hora, otra vez, y yo francamente ya no le veo sentido", señalaba este lunes el presidente del Gobierno en un video publicado en sus redes sociales. Así, Sánchez anunció que el Gobierno de España iba a "defender" en el Consejo Europeo que "dejemos de cambiar las horas, por fin, en el año 2026".
Quienes prefieren fijar un mismo horario durante todo el año, argumentan beneficios en cuanto al ahorro energético y sobre nuestra propia salud. Pero además, el reloj también marca el pulso del turismo. ¿Qué pasaría si el sol saliese mucho más tarde o si los días fuesen más cortos? Hablamos con Daniel Martínez Delfa, Senior Marketing Manager de WeRoad en España, para analizar qué consecuencias tendría para el sector mantener el horario de invierno o el de verano permanentemente.
¿Mantener un horario fijo podría cambiar la forma en la que elegimos un destino de viaje en España?
Sí, totalmente. Si pienso en Galicia en invierno con horario de verano permanente, me imagino levantándome y ver que aún es casi de noche. En Santiago de Compostela el sol no saldría hasta cerca de las 10:00 h, así que las primeras horas del día serán lentas y costará arrancar para visitar la ciudad. Además, hasta esa hora hace frío, teniendo en cuenta que Galicia ya es fría por sí misma. El anochecer sí que se hace un poco más tardío, sobre las 18:30 h, pero teniendo en cuenta horarios, comidas y planes, las horas de luz totales siguen quedando algo más cortas. Si pensamos en Mallorca en pleno verano con horario de invierno permanente, la luz del sol nos despertaría alrededor de las 5:30, lo que adelanta el inicio del día y, por tanto, también la sensación de calor matutino. Sin embargo, al atardecer, sobre las 20:00, la luz y el calor comenzaría a disminuir antes que con el horario de verano actual. Aunque el atardecer llega algo antes, las tardes siguen siendo largas y agradables para pasear, cenar en una terraza o disfrutar del ambiente balear.
¿Cómo influiría en nuestra energía para hacer turismo?
Si España decidiera quedarse todo el año con horario de invierno, las mañanas en verano serían extremadamente luminosas, con amaneceres alrededor de las 5:30–5:45 en lugares como Mallorca. Esto significa que madrugar sería más fácil y natural, y podrías empezar el día con luz desde primera hora, algo positivo para actividades al aire libre, senderismo o turismo matutino. Pero las tardes se oscurecerían antes, sobre las 20:00–20:45. Las mañanas serían más activas, en cambio, las tardes podrían sentirse más "acortadas" para seguir con el itinerario planificado. Por el contrario, si España se quedara todo el año con horario de verano, las mañanas de invierno serían muy tardías, en Galicia el sol no saldría hasta cerca de las 10:00, y en Madrid alrededor de las 9:30. Esto puede generar sensación de letargo por las mañanas y desincentivar actividades tempranas. Sin embargo, las tardes serían largas y luminosas durante todo el año, provocando más motivación para pasear, disfrutar de terrazas, visitar monumentos o recorrer la ciudad después del trabajo.
¿Qué zonas de España se beneficiarían más (o menos) del cambio?
Las zonas que más se beneficiarían de un cambio hacia horario de invierno permanente serían las del sur y este de España, como Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana o Andalucía. Allí, las mañanas tempranas se volverían muy luminosas y agradables en verano, y las tardes siguen siendo largas y cálidas, así que la distribución de la luz y el calor se adapta bien al ritmo de actividad y ocio, sin generar sensaciones de oscuridad o frías durante gran parte del día. En cambio, las zonas que menos se beneficiarían serían las del noroeste y oeste peninsular, como Galicia, Asturias, León o Zamora. En invierno, con horario de verano permanente, amanecerían muy tarde (a veces cerca de las 10:00), con frío y poca luz en las primeras horas. En verano, con horario de invierno permanente, las mañanas serían muy tempranas y las tardes algo más cortas, pero las diferencias se sienten menos extremas que en invierno.
¿Podría favorecer el turismo de interior o de naturaleza frente al de costa?
Podría, sí. Si los días se acortan o cambian su ritmo de luz, el turismo de interior o de naturaleza puede ganar atractivo en ciertos meses: rutas, senderismo o escapadas rurales encajan mejor con horarios más templados y menos dependientes de la luz larga de la costa. Aun así, todo depende del clima y de la época del año; el viajero suele adaptarse más de lo que parece.
¿Fijar un horario afectaría a la forma de planificar los viajes?
Creo que influiría en cómo planificamos los días durante la escapada. Desde la experiencia, la generación millennial tiende a sacar el máximo partido de cualquier condición del destino, adaptando horarios y actividades para disfrutar más del viaje. Igual que hacemos cuando viajamos para ver auroras boreales: ajustamos la agenda según las circunstancias para vivir la experiencia al máximo.
¿Podría afectar al gasto turístico que hagan los viajeros?
Más que afectar al gasto turístico, lo que haría un nuevo horario es favorecer una adaptación natural de la oferta y de los hábitos de los viajeros. El sector turístico siempre ha sabido reinventarse según las condiciones, y los viajeros también. Si anochece antes, las actividades se desplazarían a otras franjas horarias o se potenciarían planes en interiores, sin que eso implique gastar menos. Los viajeros, y especialmente los millennials, que valoran las experiencias más que los horarios, seguiríamos buscando disfrutar del destino, solo ajustando el ritmo. Es más, basta ver cómo en ciudades como Madrid las terrazas siguen llenas incluso pasada la medianoche en cualquier temporada del año.
¿Cree que podría afectar a la competitividad de España frente a otros destinos turísticos?
No considero que sea algo determinante, España sigue siendo un destino muy completo y atractivo. La gastronomía, la naturaleza, la variedad de actividades culturales y los precios hacen que siga siendo interesante para cualquier tipo de viajero. Es cierto que la temperatura y algunas horas de luz podrían influir a la hora de organizar un itinerario, especialmente si se buscan planes al aire libre, pero en realidad es un matiz más que un factor decisivo. Cada viajero decide según sus prioridades, sus planes y, muchas veces, simplemente según cómo encaja todo en su calendario.
¿Qué decisión cree que es más coherente con el modelo turístico de España?
Si hablamos del modelo turístico español, que se basa mucho en la luz del día, el clima agradable y la vida al aire libre, la decisión más coherente sería mantener un horario que permita aprovechar al máximo las tardes, sobre todo en verano. España tiene una gran ventaja competitiva en el turismo de sol y playa, gastronomía y ocio al aire libre, y esas experiencias se disfrutan más con luz hasta bien entrada la noche
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